miércoles, 25 de mayo de 2016

Por mí, como si comes nabos.

Tenía un post súper divertido que partía de los nabos y hacía una graciosa referencia al pene dada su apariencia "napiforme". Todo ello me llevaba a una foto de Sasha Grey haciendo alusión a comer nabos.








Gracias Sasha, creo que ya lo han entendido.
En el post, con este arranque hablaba sobre la igualdad en la actualidad... Tenía un montón de fotos: De Frozen, de un cunnilingus, de dos maromos montándoselo, de dos maromas montándoselo... Había chistes sobre veganos y el resto de la fauna alimenticia, pero al final he pasado. Y he pasado porque me apetece hablar del Ministerio del Tiempo.


Tener algo así entre manos es la única excusa para no ver el MDT
Y para quien no lo sepa, tiraré de Wikipedia porque tengo el día muy vago:



El Ministerio del Tiempo es una serie de televisión española de género fantástico creada por Pablo Olivares y Javier Olivares y producida por Onza Partners y Cliffhanger para La 1 de TVE. Está protagonizada por Rodolfo Sancho, Aura Garrido, Nacho Fresneda, Cayetana Guillén Cuervo, Hugo Silva, Juan Gea, Francesca Piñón y Jaime Blanch. Su argumento gira en torno a los viajes a través del tiempo.

Fue estrenada el 24 de febrero de 2015 en La 1. El 24 de marzo de ese mismo año TVE confirmó en el FesTVal de Murcia que la serie contaría con una segunda temporada,1 estrenada el 15 de febrero de 2016.

Fuck it all the haters!
Desde su comienzo la serie pendía de un hilo, pero gracias a un hábil uso de las redes sociales la serie comenzó a ganar adeptos al nivel de Doctor Who, haciéndose llamar a sí mismos "Ministéricos". 
Yo no veo la tele (no tengo antena, ni TDT, ni smartv ni pingas en vinagre). Lo mío es dvd, blue ray y torrent a saco para ver lo que la distribución española no nos permite ver. Por ese motivo no vi la primera temporada del Ministerio del tiempo en TVE. Por eso y porque tengo la costumbre de no empezar a ver una serie hasta saber que al menos renueva por una segunda temporada (llamadme raro, pero con Firefly y The Cape ya tuve disgustos de sobra). Pues mira tú por donde que van y renuevan; y digo yo "ahora si que sí". Y nos pegamos la primera temporada del Ministerio de una tacada. Y descubrimos que semejante banquete no empachaba, sino que encima te quedaba hueco para más.

Y llegó la segunda temporada y comenzó a cundir el pánico: los "haters" (gafapastas tocapelotas de toda la vida), gente que no toma al bran por las mañanas, que no follan, gilipollas y fauna que no hace caso eso de "si no te gusta ¿Pa qué coño la ves, imbécil?". Si a esto unimos que Javier Olivares, al que no tengo el placer de conocer personalmente, me parece un tío cojonudo ( y que da más caña que el Tío Lavara) hace que el MDT tenga todo lo que necesito. 

No, no he visto la Segunda Temporada. La veré igual que la primera, de una sentada. Y sí, soy uno de los culpables de que la audiencia haya descendido por no verla en la tele... Pero ya puestos, es que en mi casa no hay audímetro. Y encima me he pasado toda la emisión de la segunda temporada sin comerme ningún "spoiler".



No Sasha, los spoilers no se comen así..
Esto tambien cuenta como "tener algo entre manos"
Ahora resulta que peligra su continuidad y todo porque la gente con audímetros no ve el MDT. ¿Y los que no tenemos audímetro? ¿Y los que, como yo, somos actores y no podemos pagarnos un Netflix, un YOMVI...? 
Nosotros no contamos. Y encima, vemos como siguen en antena bazofias del corazón, programas de mierda en la que hacen consomés y los chefs se creen estrellas del rock, realitys en los que la gente se deshumaniza haciendo cualquier gilipollez para tener sus quince minutos de fama y después retro alimentar a las bazofias del corazón.

Y mientras, nosotros, nos jodemos sufriendo por si no renuevan una serie que ya forma parte de nuestro ADN. Una serie, que está tan bien que nos hace sentir orgullo cuando añadimos eso de "para ser española". Una serie con unos personajes geniales, con unas tramas fantásticas y cercanas al tiempo y con un creador que, por qué no decirlo, mola un huevo.




Sentiría mucha pena si después de verme la segunda temporada del Ministerio del Tiempo nos dan el palo diciendo que no habrá una tercera temporada, ni una cuarta, ni una quinta, ni una sexta y una peli (para el que lo pille hoy es 25 de Mayo Día de la toalla). Me duele mucho ver que cada vez se hacen menos cosas para un Ministérico que se crió en los 80, que sigue pensando que ALF ha sido el extraterrestre más molón que ha habido, que recuerda las canciones de los Fraggle y es capaz de cantar sin equivocarse las sintonías de los Mosqueperros, La Vuelta al Mundo de Willi Fog y David el Gnomo. Que vibra cada vez que suena la Raider March, la Marcha Imperial o los primeros acordes de regreso al Futuro. Para un friki que pasa de 35 y que está educando a otro minifriki y que, a pesar de la mierda de vida que nos dan nuestros gobernantes, sigue soñando en llegar a ser algún día un agente de campo del Ministerio del Tiempo.

P.D. Y las fotos las he dejado para que os alegréis la vista al tiempo que leéis mis mierdas. Y espero que a Javier Olivares no le moleste que le haga un poco la pelota.




sábado, 9 de abril de 2016

Orwell, Felicity y las Tetas de María.





Lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado. Un terrible principio que expuso en 1948 George Orwell creando la Neolengua para su distopía 1984.  En la novela, Orwell, introducía conceptos como  la habitación 101, la policía del pensamiento  o el omnipresente Gran Hermano.

Mucha gracia les tuvo que hacer este concepto a Patrick Scholtze, Bart Römer y su hermano Paul Römer y John de Mol (creador de Endemol) una mañana de brainstorming.

-Hey, tengo una idea ¿Por qué no encerramos a seis gilipuertas en una mansión durante un año, los grabamos las 24 horas del día y el que aguante se lleva un millón de florines?
- Si, lo podemos llamar La Jaula Dorada.
-Mnne, la idea está bien, pero el nombre…
-¡Ya lo tengo! ¡Lo llamaremos Gran Hermano! Puestos a coger ideas…
-¡Hecho! – dijo John de Mol sin despeinarse, mientras encendía un puro con un billete de 100 (esto último me lo he inventado pero me hace gracia la imagen).

Y aquí comenzó la decadencia de la civilización moderna, un cóctel entre la distopía orwelliana más terrorífica y el Soma televisivo con el que nos pretenden tener felices y distraidos, al más puro estilo de Huxley.

Panem et circenses, que decían los romanos. Y heme aquí que me topo con el mayor de los sinsentidos.
Foto extraida del Huffintong Post
 
Esto es Madrid. No, no es por los recortes. Ni por el acuerdo de expulsión de refugiados de la UE. Ni contra el aborto. Ni es el día del Orgullo… Esto, damas y damos, es una concentración multitudinaria para salvar a Carlos Lozano de la expulsión en Gran Hermano.

POCO NOS PASA PARA LO GILIPOLLAS QUE SOMOS (también se dice Karma).

Toda macarra ella.
   Y mira que ayer andaba contento después de ver el goloso trailer de Rogue One, con las promesas de fiuuuu, piu piu y whooosh que tanto me gusta y con una Felicity Jones un poco macarra.

   Mi gran amigo Javilost, tras ver el trailer me manda un Telegram de esos que él sabe que me encantan: Las redes sociales se llenan de críticas a Star Wars por hacer películas con protagonistas femeninas.

   ¿Pero qué coño os pasa, gilipollas? 
   
¿Es que acaso se nos va a caer el pene porque veamos una película con una protagonista femenina? 

   Que yo de pequeño quería ser Han Solo, Indiana Jones, Deckard… (Creo que quien quería ser era Harrison Ford). Pero ahora disfruto viendo las películas en las que las mujeres ya no son princesitas y nadie las tiene que rescatar. Mujeres con valor, de armas tomar. Porque ese tipo de mujer es la que me gustaría tener a mi lado (y que, afortunadamente tengo).

   Cada vez estoy más convencido de que esta puñetera sociedad es falocéntrica a más no poder. Pues no, señores. Soy un hombre y me gustan las mujeres y estoy hasta las narices de que en la ficción se plantee a la mujer como un mero accesorio masculino, a juego con la pistola y el caballo y que necesita ser rescatada continuamente.

   Deben acabarse las Bellas Durmientes o que venga Ripley para despertarlas a hostias de su hipersueño.

   No sé qué terror atávico aún existe a unas tetas (con lo que me gustan).  Probablemente, esos engendros que aun tienen el Maleus Maleficorum  instalado en el cerebelo, deben creer que pueden sucumbir al pérfido influjo de un escote. O algo así es lo que tuvo que pensar aquél profesor de la Universidad, cuando consideró que el escote de María le distraía a él y a sus compañeros y la invitó a salir de clase. María le dijo que eso era una actitud machista pero el docto profesor, ni corto ni perezoso y haciendo alarde de su cultura y educación le argumentó que “si fuera machista te daría una hostia”  ¡Y se queda tan fresco el cabrón!

A este profesor, al que espero que la Universidad sancione por su actitud, le digo que yo, como hombre heterosexual que soy, poseo eso que se llama “control de mis funciones básicas” y, sinceramente hace falta algo más que un par de tetas para que me distraiga de mi trabajo principal.

Que los profesores (hombre) y alumnos (hombres) universitarios ya vayan a otras cosas eso es de cada uno. Pero en mis tiempos, a la Universidad se iba a estudiar no a mirar tetas.

Pero no acabó ahí la cosa porque entre las tinieblas de los turgentes pechos, surge un héroe. Un adalid que viene a salvarnos y a condenar a aquellas “locasdelcoño” que se atreven a exhibir un escote: ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? Nooo, es Suuupercárdenaaaaas”.

Este señor, en su programa Levántate y Cárdenas pretende decir cómo deberían vestirse las mujeres y que, hombre estuvo feo que el profesor dijese eso… Delante de sus compañeros. Lo que tenía que hacer era habérselo dicho en privado.

Ole tus santos cojones, niño. Yo me cojo mi nave y me voy al espacio a buscar a Ripley, que escote tiene poco, pero a esa nadie le levanta la voz.
 
¿Os habeis fijado el modelo tan arcaico de teléfono que tiene?



lunes, 4 de abril de 2016

Y tú ¿Por qué te quieres suicidar?

Es lo que siento que le falta preguntarme a la gente cada vez que digo a lo que me dedico. Percibo esa mirada condescendiente como la que se le da a un cachorrito de perro con tres patas: "pobrecito, no da para más, pero es taaan moono". Y las redes sociales no ayudan en nada. Cualquier ajeno a  mi profesión, podría ver el muro de Facebook de cualquiera de mis compañeros y pensaría "mira qué bien se lo pasa el jodido. Y yo aquí, pringando como un desgraciado en este trabajo/vida/planeta/universo de mierda".

Despertamos admiración, repulsa y envidia a partes iguales y además, nos esforzamos por mostrar lo jodidamente maravillosa que es nuestra vida y lo felices que somos. Se nos ha considerado bohemios, libres, rojos, putas, maricones, vagos...

Lo primero si, pero vagos... Ni vagos ni felices.

No, nuestra vida no es fácil. Ni bonita. Una vez hace quince años decidí poner rumbo a mi pasión. Y me despedí de todo lo demás, familia, amigos, vida... Mi vida se centró en esto y no encontré libertad, ni bohemia, ni alegría... Trabajo, mierda, estrés, mierda de comida, más trabajo... Y esa mirada condescendiente.

Cada vez que escucho que alguien califica mi profesión como de "vagos" siento unas ganas terribles de asesinar  (pero no lo hago porque eso está maaaal). Recuerdo acostarme, después de un día de rodaje a las cuatro de la mañana, tras haber repasado guión con mis compañeros para el día siguiente y poner el despertador para una hora más tarde, ya que tenía que estar a las seis de la mañana en set. Recuerdo estar en la silla de maquillaje y venir el director y decirle a la maquilladora "no, no, te has pasado. Le has puesto demasiadas ojeras" a lo que ella respondió "no, aun no he empezado a maquillarle." Y no es una queja, fue mi elección. Debemos tener alguna parafilia extraña con esto del sufrir y pasarlo mal. Porque, créeme, se pasa mal. No tenemos un horario fijo, no tenemos un salario estable, no nos llega el trabajo a casa y definitivamente NO somos ricos ni nos dan subvenciones. E incluso, cuando conseguimos que nos paguen, pagamos nuestros impuestos.

Tenemos que salir a buscar el trabajo, ser visibles, estar en forma, ser guapos, ser altos, delgados, rubios, con pinta de hipster porque es lo que se lleva, un lumbersexual, o gordita, o calvo o con melena, cachas, no tan cachas, atlético, no tan flaco, más alto, voz más grave, rubia, morena, pelirroja... Movernos, reciclarnos, no envejecer y ser más viejos... Estar dispuestos a salir de tu zona de confort, de tu ciudad o de tu país e ir donde esté el trabajo. Nuestra profesión no es conciliadora con la familia. ES UNA MIERDA...

Pero es la mierda que yo elegí. Me puse al borde de la pasarela, cogí carrerilla y salté. Y todavía caigo. Pero ya no pienso en la hostia que me daré contra el suelo. Ahora disfruto de la caída y el paisaje. Cada vez que me llamas vago (y mato por remolonear en la cama), te pido que reflexiones y pienses si una persona que no puede quedarse en una silla, mirando una pantalla o apretando tornillos, o en un despacho o una consulta. Que tiene que salir cada mañana pensando cómo tiene que reinvertarse para tener más trabajo. Que la mayor parte de las veces tiene que pelear porque le paguen. Que muchas veces tiene que irse de su casa a otra ciudad, a otro país o a otro continente ¿Es realmente un vago? Puede que no lo entiendas, también puede que yo piense que tu, sentado en una silla de siete a tres, con tu hipoteca y tu nómina a fin de mes, que te da incluso para algún caprichito, tengas una vida cojonuda. Con horarios y nóminas y saber de cuanto tiempo libre dispones. Puede que en algún momento envidie tu vida, no lo niego. Y puede que muchas veces llore, patalee y decida tirar la toalla pero: no puedes abandonar la caída a mitad de recorrido porque cuando saltas ya no hay vuelta atrás.

Pero de nuevo siento el aire en la cara y soy consciente de que sigo cayendo. Y abro los brazos y estabilizo mi cuerpo. Consigo ese efecto de parecer que estoy volando. Pero sigo cayendo y aun no veo el suelo. Y cuando lo vea acercarse a una velocidad igual a la velocidad inicial más  nueve coma ocho metros por segundo multiplicados por tiempo, ya pensaré en la hostia que me voy a dar. Que será épica.

O puede, que gracias a mi inteligencia, mi trabajo, mi tesón y mi buen hacer; resulta que no soy tan gilipollas como crees y me puse un paracaídas. Y llegado el punto lo abra. Y aterrice. Respire, recoja la tela y mirando hacia la invisible cima, vuelva a subir. Si, para saltar otra vez.

O puede que el paracaídas no se abra y la hostia sea monumental.

Y si no se abre, pondré mis brazos a lo largo del cuerpo y estiraré mis piernas e intentaré coger la mayor velocidad posible. Entraré en barrena con la cabeza por delante y me estamparé contra el suelo. Rodaré ciento cincuenta metros y acabaré como un higo, con la ropa hecha jirones. Me levantaré, miraré a mi alrededor y preguntaré ¿Lo habéis visto? ¡Esta si que ha sido una buena entrada!¿Lo habeis grabado?

Y probablemente, aun con las heridas sangrando, volveré a subir esa puta montaña para saltar de nuevo.




domingo, 27 de marzo de 2016

El coño de Olivia Wilde y La importancia de llamarse Ernesto


- ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?

- Préndele fuego a un cerdo y verás como corre... Todo está relacionado en esta vida, hasta el COÑO de Olivia Wilde.

- ¿Por qué eres tan soez pudiendo decir vulva o vagina?

- Simple: Vulva me recuerda a cierto personaje del Episodio I de Star Wars y Vagina (ese término tan defendido para denominar a los genitales femeninos)... Bien, San Isidoro de Sevilla, en su Libri IX de Bello et Ludis (Sobre Guerra y juegos) dice: Vagina appellata eo quod in ea mucro vel gladius baiuletur ( Vagina se llama a la parte del portador de la espada que cubre el filo). Y fue el anatomista alemán Johann Vesling en el s. XVII el que usó por primera vez la palabra "vagina" para designar a la parte de la anatomía femenina a la que nos referimos. Aunque Plauto ya la utilizó como metáfora sexual  (o metéfora) ¿De verdad queremos usar un término tan machista para definirlo? Me quedo con el COÑO, fuerte, seguro y capaz de doblegar naciones (¡Que viva el Coño de Cleopatra!).

- Te estás desviando.

- Para nada. Estos días, el coño de Olivia Wilde es noticia. Todo viene porque a los de la HBO se les ocurrió introducir (sin chistes) un desnudo completo de la actriz en la serie Vinyl.

¡Contemplad la grandeza de Olivia en estado salvaje! (chistaco con su nombre).


-¿Cómo? ¿Olivia Wilde en bolingas, en una serie para adultos, en un canal privado? Esto es indignante...

-Ehm, no. No es eso. Al parecer, su desnudo ha levantado ampollas (¡He dicho sin chistes!) por lo abundante de su, por otro lado falso, vello púbico. Si, y la muchacha ha tenido que explicar que Vinyl está ambientada en los 70 y que por esa época no se solía podar el seto a la brasileña, como ahora. Parece que la gente prefiere más a una romana bien perfiladita como en Spartacus:

¡Contemplad la grandeza de Jaime en estado perfectamente rasurado! (Se llama Jaime, pero creo que no hay duda de género).


O tal vez prefieras un clásico de True Blood:

¡Contemplad la grandeza del CHOCHOFAKE (by Carol) de Lilith en esos días! (vale, este ha sido facilón).


-Ya, pero ¡Qué tiene que ver el Coño con la Importancia de llamarse Ernesto!

- Muy bien, al lío. Todo comenzó con lo de Wismichu (flashback) una madre denunció que en el espectáculo de Wismichu se hacía "apología de la pederastia". Tan gordo ha sido el pifostio, que se ha llevado ante la fiscalía de menores. Después me sale lo de Olivia y yo pienso que estamos rozando límites insospechados de mojigatería y vamos a perder el norte.

-Te estás liando. No tiene relación.

-Ya llega, no seas impaciente. La importancia de llamarse Ernesto es una obra de teatro de 1895, una comedia de enredos en la que los personajes juegan a ser lo que no son y cuyo titulo de la obra, hace referencia al juego de palabras entre ser Ernesto y ser honesto, ya que de esa virtud, se habla continuamente a lo la largo de la historia , de la honestidad para con uno y para con los  los demás, en todos los aspectos de la vida.

-Pero sigo sin entender lo del coño...

- ¿Quién escribió la obra? Oscar Wilde,  que tiene el mismo apellido que  nuestra hermosa actriz.  ¿Es tan escandaloso el arbusto entrepiernil de la Wilde? ¿Ha sido tan grave lo de Wismichu? ¿Es que ya nadie se hace responsable de nada?

Toda esta reflexión desemboca en unas preguntas para esa madre indignada con el espectáculo de Wismichu:

¿Tan grave es que lleve a sus hijos a un espectáculo del que desconoce el contenido como para elevarlo a la fiscalía de menores? Ya que pide responsabilidades ¿No se está librando de la responsabilidad de velar por lo que ven sus hijos? Y una más, ya que se ha abanderado por la causa de proteger a los menores ¿No cree que cosas como la del vídeo siguiente fomentan en los menores conductas impropias para su edad? (Los del video, son menores. Wismichu es adulto. Como adulto es el manager de estos dos niños fuckers. Ahí lo dejo). Dicho sea de paso, estos dos niños también son de la tierra de la Señora Indignada.



Sirva esta reflexión desde el coño de Olivia Wilde, pasando por Oscar Wilde para desearos un FELIZ DÍA MUNDIAL DEL TEATRO.

- A ver si eres capaz ahora de decirme que no se hilar las cosas...

jueves, 24 de marzo de 2016

Dios nos odia a todos...

No, no me voy a poner filosófico o existencialista. No he tenido una epifanía y hoy más que nunca las palabras me saben a mierda.

Hoy me he dado cuenta de que somos gilipollas. Pero no todos, sólo algunos y espero que por nuestro bien seamos mayoría (no, no lo he escrito mal).

Según la visión teísta de cualquier religión, Dios nos creó a su bla bla bla: que si mandamientos, que si vive así o asá... Y al final, se saca su divino miembro y nos baña con su "libre albedrío": hala, ahí os quedáis. Haced lo que os salga de la minga y dejadme en paz...

Menuda obra de mierda has hecho, macho. Y permíteme que peque de soberbia y te diga que eres un puto chapucero. Molabas cuando eras el Dios vengativo y todopoderoso; aquella imagen de Zeus cabreado metiéndote un rayo por el culo: Ese es el dios que molaba.

¿Y ahora?

Ahora haced lo que os salga de la minga, por mí que os peten.

Qué grande eres... Pero no puedo culparle. No se le daban las manualidades y ya, Adán y Eva no le salieron bien. Pero oye, no iba a hacer otra vez todo, al fin y al cabo no tenía a nadie al lado que le dijera aquello de que "la práctica hace la perfección". Y nos dejó a nuestra bola. Y la que ha liado. Pero no puedo culparle, es como si castigase a mi hijo porque su primer muñeco de plastilina le salió cabezón y no respeta la proporción áurea... No, la culpa la tengo yo. Yo y el resto de gilipollas que, como yo, respetan las normas de convivencia, sociales, de tráfico...

Gracias a nosotros la sociedad se ha ido a la mierda porque hemos permitido que surjan los "Melasudistas", esa especie de engendros que hacen lo que les sale de la minga tal y como Dios dijo.

Hoy me he sentido completamente gilipollas parado en un semáforo. Bueno, yo y otro conductor gilipollas parado detrás.

Hacíamos el gilipollas parados en el semáforo, esperando a que se pusiera en verde, mientras cinco coches y una moto se pasaban por el puñetero forro de los cojones la norma aquella de "Rojo, pare". Tan gilipollas nos sentimos que ambos, sin establecer contacto alguno, comenzamos a aplaudir simultáneamente. Aplaudíamos nuestra gilipollez.

¿Y ahora qué hago? Ya es tarde para que la gente reflexione y sea consciente de que vive rodeado de individuos. Que se establecen unas normas de convivencia para que podamos coexistir en armonía... Vive y deja vivir... (pero la versión de los Guns N' Roses)

No, la culpa es mía y de los gilipollas que como yo pensamos en que es bonito respetarnos mutuamente. Por eso creo que Dios es un puto descuidado, un niñato que se aburría y decidió hacer un experimento. Se aburrió y nos dejó a nuestra suerte.

Lo peor es que sé que existe un límite. Sé que un día, a algún gilipollas se le cruzarán los cables y pillará a algún "Melasudista" y hará alguna barbaridad. O pillará  a muchos "Melasudistas" y hará una gran barbaridad. Y lo peor de todo es que no será en nombre de ningún Dios, ni ninguna religión. Será porque, simplemente, estaba hasta los cojones... O puede que ya haya sucedido.

Y sé que el título es pretencioso: para que Dios nos odie, debió habernos querido alguna vez.





martes, 8 de marzo de 2016

La culpa es de sus padres, que las visten como putas y tu opinión me importa una mierda.

Vale, me he pasado tres pueblos pero probablemente he captado tu atención. Antes de condenarme a la hoguera por hereje, deja al menos que me explique.

Este es un doble post, trata de dos cosas: la primera es la responsabilidad que tenemos los padres en vigilar y supervisar (no hablo de control sino de conocimiento) lo que consumen nuestros hijos, por televisión, cine, Internet... Y la segunda es la violación coercitiva a la que nos vemos sometidos cada vez que entramos en nuestras redes sociales. Este es un país libre. Con más libertades que en América (tierra de las libertades). Aquí podemos opinar de todo, tengamos o no idea de ello (con o sin carné de Mensa). Y la triste realidad es que las redes sociales hacen la función de ese "colega" que siempre estaba ahí para escuchar nuestras mierdas, cerrando con un lacónico "Sí, tío". Vivimos con la sensación de que nadie nos escucha, de que nadie valora nuestra opinión... Y llega nuestro colega Facebook que siempre está ahí, dispuesto a escuchar nuestras mierdas y lanzarlas a los cuatro vientos. Estamos creciendo en la sociedad del desamparo individualista y mucha culpa de ello la tienen los padres (taraaaa mira con qué arte hilo los dos temas). Ya nuestros padres comenzaron a dejarnos frente a la tele (mucho más inofensiva que ahora, tengo que reconocer) y comenzamos a ser generaciones de tarados emocionales.

Unos más que otros y yo más que muchos.

Ahora tenemos la convicción de que lo que tenemos que decir es super importante y debe ser escuchado; cuando la triste realidad es que no es más que una réplica de un terremoto que ocurrió hace siete microsegundos. Volcamos nuestra indignación en las redes, estamos en contra de todo y de todos. Los que no piensan como tú, son tus enemigos. Lo más gracioso es que redes como Facebook te dan la sensación de "falsa mayoría". Vives creyendo que la gente que te rodea piensa como tú, que tus ideas son las correctas porque son las de la mayoría. Y así todo, te sigues preguntando ¿Por qué sigue ganando el PP? Muy simple, porque tu colega Facebook sólo te dice lo que quieres oír, porque él sólo piensa en tu bienestar. Quiere que seas feliz, por eso te rodea de bichos raros como tú para que no te sientas mal.

Hoy se volvió a desarrollar un episodio similar (en forma) al de los titiriteros de Alkaeta. Wismichu (un youtuber que no conocía hasta hoy, porque básicamente la mayoría me parecen gi INTERRUMPIMOS LA EMISIÓN DE ESTE BLOG PARA PONER UN POCO DE MÚSICA RELAJANTE








Como iba diciendo, este chaval actuó con un ¿espectáculo? o monólogo que tuvo gran éxito en la venta de entradas al módico precio de 15 euros. La chiquillada de entre 12 y 15 años petó el teatro pero, resulta que unos incautos padres; a diferencia de los que dejaron a los retoños en la puerta del teatro y se fueron a por unos cafés, entraron con sus pipiolos a ver dicho ¿espectáculo?.

La que se ha liado. Parece que este chaval en su espectáculo hace "apología de la pederastia" (que lo dijo una madre afectada por la radio hoy) e "incitación al abuso de menores"...
Pero vamos a ver ¿Es que en este puto país nadie sabe qué es lo que ven sus hijos? Pues mira, en América a los menores de 18 no los dejan entrar a ver Deadpool (Vale que ven un pezón y queman Arizona, pero ese es otro post).

En fin, que este es un post de desahogo, no de reflexión. Que todos tenemos opinión y queremos que se vea. Pero también tenemos culo e ir enseñándoselo a todo el mundo es de mal gusto (y delito en algunas situaciones).

Al fin y al cabo, la culpa es de mis padres que me vestían como una puta.

















viernes, 15 de enero de 2016

Como las lentejas...

Postureo: 
                 El término postureo es un neologismo acuñado recientemente y usado especialmente en el contexto de la redes sociales y las nuevas tecnologías, para expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación. No tiene todavía registro en los diccionarios.

   Sí, sí, sí... Que hace demasiado tiempo que no escribo aquí; que si ocupado, que si curro, que si...  Creo que llevaba tiempo sin nada que me inquietara, pero este enero de 2016 está siendo especialmente nefasto, sobre todo si eres famoso y tienes 69 años.

   Arrancaba el año con la buena expectativa de continuar como el 2015, salvo por el Juego de Tronos en el Gobierno (el Gran Hermano público costeado por nuestros minúsculos bolsillos), cuando me levanto con una noticia que me tumba: el fallecimiento de David Bowie. Los pormenores ya los sabemos, pero el meollo del asunto es el siguiente: me siento apenado por la muerte de este artista al cual he seguido, admirado y respetado desde hace muchos años. Expreso mi tristeza en mi facebook ¿Por qué? Supongo que del mismo modo que se lo contaría a un amigo lo hago en mi circulo social-virtual. Mi muro se llena de fotos, canciones, vídeos... Todos sienten la pérdida de este gran artista.

   Ayer nos asalta el fallecimiento de otro artista: Alan Rickman. Y el sentimiento es el mismo. El proceder es el mismo y el efecto es el mismo.

   Ahora es cuando pensáis "ahora va a decir que lo de la peña es postureo y que el, como fan, expresa un sentimiento auténtico". 

   Pues no. Me la sopla lo que piense cada uno, lo que posturee, finja o frunja. Me la pela, en serio. No va de eso. Es lo contrario.

   Es esa gente que parece que es poseedora de la verdad absoluta, del poder moral de juzgar, de la sabiduría universal que los hace flotar por encima del resto. Esas personas a las que coges en un renuncio cuando quieren expresar el mismo sentimiento que el resto y no pueden hacerlo sin decir "lo de otros es postureo pero lo mío es de verdad".

   Me duele ver como hay personas que se creen con la capacidad de juzgar los actos de otros. Esto de las redes sociales es una mierda, pero es una ventana donde cada uno puede gritar lo que quiera. Como expresión. Es como si cada uno tuviese una galería de arte propia, donde colgar sus formas de expresión y el resto pudiese visitarlas de manera gratuita. Nadie te obliga a que te guste el "arte" de otros. Nadie te obliga a visitar las galerías de "arte" de otros. Nadie te obliga a criticar el "arte" de otros. Ni siquiera estás obligado a manifestar que no te gusta el "arte" de otros. 

   Tus sentimientos no están por encima de otros, ni tu moral. Ni siquiera tu ego está preparado para recibir malas palabras sobre tu "arte" así que no expongas con tanta ligereza lo que "es" el "arte" de otros. 

   Es triste que se haya normalizado el hablar mal de todo. Lo ideal sería que si no hay nada bueno que decir, no se diga nada. Si nadie hablara mal, si nadie criticara ni comentara de manera negativa, no existiría MHYV, GH, Sálvame... Podríamos convivir en armonía siendo positivos y eso nos enseñaría a aceptar un comentario negativo como algo constructivo. La ofensa carecería de efecto (porque imbéciles haberlos hay los) y aprenderíamos a ver el lado bueno de las cosas.

   Pero desgraciadamente nos hemos instalado en la desidia, el desencanto y la apatía. Lo único que nos hace sentir mejor es ver que otros están peor. 

   Yo así paso de vivir.

   No quiero gente negativa a mi alrededor. Quiero personas que disfruten de la vida y que afronten con una sonrisa cualquier reto. Que la vida les lance mierda pero sean capaces de gritar desafiantes "¿Eso es todo lo que tienes?"

   Esa gente que si no tiene nada bueno que decir, no dice nada. Gente que construye. Y mira hacia el frente.

   Es muy sencillo, con el "arte" de otros habría que hacer como con las lentejas.


P.D. Y lo bonito que es tener el muro petado de Arte de Bowie y no de miserias y mierdas varias de este mundo...