sábado, 28 de diciembre de 2013

Batman salva la Navidad

Podría ser el título de un casposo especial navideño de Adam West, pero nada más lejos de la realidad. Es un cuento, algo más próximo a "Milagro en la calle 34" que a las andanzas del hombre murciélago Burtoniano.

Pero debo empezar por el principio: Soy un poquito friki (aunque no se me nota), tengo mi pequeña colección de figuras de super héroes y chorraditas varias. Hace tiempo mi hijo insistía en que le prestase una figura de Batman (Una de mis joyas de la corona) a lo que siempre obtenía un "No" como respuesta, tras explicarle que no eran para jugar (es una de esas estupidececes que hacemos los adultos: coleccionamos juguetes para no jugar con ellos...)

Tras mucho insistir, opté por prestarle otra de mis figuras del vigilante de Gotham, una pequeña con la que podría jugar, "siempre y cuando la cuidase y la volviera a poner en su sitio" (y de paso ir practicando eso de la responsabilidad).

El pequeño cumplía como un caballero su palabra: lo pedía, jugaba y lo devolvía. Pero un fatídico día ocurrió lo peor... El Batman había desaparecido. Yo le tuve que explicar que, a pesar de que no pasaba nada, no podría volver a prestarle nada pues tenía miedo de que no lo cuidase. Fue muy duro pero era necesaria la lección.

Se acercaba la Navidad y cuando organizamos el clásico ritual de escribir la carta a Papá Noel, fue el peque el que me dió una gran lección: Mi hijo le pedía al gordo de rojo una figurita de Batman ya que él había perdido la de su papá. Bueno eso y una tortuga ninja, Leonardo para ser exactos. Pues bien, el gordo cumplió y le trajo la figurita del hombre murciélago.

Anoche un amigo nos invitó a cenar en un restaurante y el pequeño llevaba su Batman (no lo suelta para nada). La cena fue agradable, buena comida, buena compañía pero al peque le venció el sueño. Cayó rendido y tras el café, nos marchamos a casa. Al llegar nos dimos cuenta que el niño no llevaba al justiciero... Se le había quedado en el restaurante.

Yo ya me veía cual Charcheneguer en "Un padre en Apuros" buscando un sustituto de su desaparecida figura. Mi mujer mantuvo la calma y probó a llamar al restaurante a pesar de que ya habían cerrado... Y se obró el milagro navideño.

El camarero le dijo que no cogían el teléfono después de cerrar, pero como había encontrado la figura de Batman supuso que los que llamábamos éramos nosotros... La encargada se la dejó a los empleados del turno de mañana para que pudiese ir a recogerla.

Es curioso como a día de hoy, alguien se encuentra un muñequito, un trozo de plástico carente valor (salvo el valor que tiene para mi hijo), y lo guarda para que el niño pudiese recuperarlo. Podrían no haberlo recogido. Podrían haberlo tirado o habérselo llevado para alguno de sus hijos, pero no. Ese hombre decidió coger el teléfono, cuando nunca lo hacen, porque pensó que para ese niño, para nosotros, aquel pedazo de plástico negro era importante.

Esta entrada está dedicada a ese Batman desconocido que sirve mesas en un restaurante y que a mi hijo le salvó la Navidad.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Chorizo del que no hablamos.


El Menestro de Verdura habló en la revista Rolling Stone haciendo gala de su buenrollismo musical. Perlitas estupendas: "Los músicos deberían cobrar menos..." o "Veo a Rajoy como un Crooner..." (¿Por su voz profunda o por que son otros los que le escriben sus letras?) Me ha hecho gracia. Nada más. No entraré en debates políticos, de un lado o de otro, derechos de autor, legitimidad de los artistas... No, hoy quiero hablar de los chorizos y embutidos en general. No hay nada más rico que un buen bocata de embutidos, pero eso no quita que hoy se nos atragante el chorizo de turno. Unos con el grito en el cielo sobre una campaña publicitaria de una conocida marca de embutidos  presuntamente española (el 70%  de la empresa es de capital chino y mejicano...) por hacer apología de la S.F.S. (Siesta, fiesta y sangría) y de nuestra idiosincrasia castañuelil y panderetoide, donde ponemos en valor que los españoles somos lo más de lo más, por encima de cualquier otra cultura, porque somos lo que somos (signifique lo que signifique eso). Para ello hacemos gala de los tópicos que nos definen y aplicamos los tópicos que creemos que definen al resto. Ojalá mi país fuese como en el anuncio. Ojalá no hubiese currantes que se parten el lomo dieciséis horas al día a cambio de un precario jornal, ojalá no hubiese ese afán por  silenciar las voces que se oponen, ojalá no hubiese ese afán por aborregar a nuestras generaciones venideras, ojalá no hubiese que hacer un examen de calidad para tocar en la calle y sacarse unos "lereles". Ojalá no hubiesen chorizos de estos que nos dictan cómo deberíamos vivir con cuatro duros. Ojalá predicaran con el ejemplo. Ojalá cerraran la puta boca y escucharan un poco más. Esos son de los chorizos de los que hay que hablar, esa casta de "embutidos" en coches oficiales que estipulan las normas bajo las que tenemos que sobrevivir mientras viven (ellos) por encima de nuestras posibilidades. Ojalá, como dijo Wyoming "trabajaran tres meses en una lavandería ganando seiscientos euros". Ojalá me despertara un día y descubriera que todo había sido un mal sueño.

martes, 15 de enero de 2013

Como dijo el mago...


      Ando conmocionado por una increpación hacia mi persona en una conocida red social. El sujeto en cuestión, tras mentar a la madre que me parió, me mandó a freír chuchangas (su expresión fue más malsonante pero esta me hacía más gracia) y me excluyó de su red. En un primer momento me la trajo al pairo, teniendo en cuenta que el origen de semejante reacción está relacionada con mi anterior entrada "Mendigando un Like", pero minutos después la desazón me invadió.

   ¿Por qué he tenido que aguantar ese desprecio simplemente por ser honesto? Precisamente anoche, mi mujer y yo hablábamos de la honestidad. El mundo es extraño, todos buscan la verdad pero nadie tiene los cojones de soportarla. La piden, pero no quieren escucharla. Y hablo de la "VERDAD" entendida como la sinceridad sin malicia, sin ánimo de hacer daño. Pero claro, nunca hay que olvidar que la parte favorita del cuerpo de cualquiera es su ombligo. En resumidas cuentas, dicha persona me solicitó un "click" en el "like" de su "videoclip" (Con lo fácil que es decir en cristiano "dale al me gusta"

   Yo, como siempre hago cuando cae una coerción de este tipo, vi el videoclip. Era una amalgama de filtros, efectos, sonido chirriante e imágenes caleidoscópico-lisérgicas que no tenían ni pies ni cabeza. Vamos, que no me gustó. Y no hice "click" en el "like" de su "videoclip".  Y como las redes sociales son unas chivatas, este "amigo" (porque lo dice la red) observó que había visto el video, peeeero no le hice "click" en el puñetero "like".

   Y me preguntó. 

   Y le respondí. Con un lacónico "Es que no me ha gustado".

   Y me dice: ¿Y eso que tiene que ver? Tu haces "click" en el "like" y ya está.

   Crují mis nudillos, esbocé una sonrisa maliciosa y posé mis deditos sobre el teclado. Y no puse nada. Bueno, algo si puse. Le dije que creía que si no me había gustado no le iba a dar al puto botoncito de los cojones (lo de "el puto bot..." lo pensé) 

   -¿Por?

   El cursor parpadeaba instándome a rajar sin freno.

   -Pues porque está claro. "Dale al me gusta". Pues no, porque no me ha gustado. Si le diera estaría mintiendo y mi madre me enseñó que decir mentiras está mal.

   -Pues me cago en tu madre, gilipollas. Eres un egoísta de mierda. Anda y que te den por el culo. 

   Fin del asunto. 
   
   Aun flipo. 

   "Egoísta de mierda". Flipo

   El egoísmo, cito de definición, "afirma que las personas deben tener la normativa ética de obrar para su propio interés, y que tal es la única forma moral de obrar, sin embargo permite realizar acciones que ayuden a otros, pero con la finalidad que el ayudar nos dé un beneficio propio tomándolo como un medio para lograr algo provechoso."

   ¿Qué beneficio obtengo no pulsando un "me gusta", o pulsándolo. ¿Me entrarán cosquillitas en la punta del perendengue? O tal vez me sentiré mejor persona. No, soy egoísta por ser honesto. Pues mira, honestamente (ya que  no me diste la oportunidad de réplica) te voy a regalar unas zapatillas de ballet para que te vayas de puntillas a la mierda. Porque si ese es el aguante que tiene tu supuesto talento (que no talante) ante una posible crítica adversa, mejor dedícate a hacer macramé. Porque cuando te encuentres con alguien que te quiera joder hablándote de "la mierda que has hecho", posiblemente termines tu sufrimiento con las venas rajadas en una bañera. Si no estás dispuesto a que tu trabajo sea agredido, criticado, vapuleado y destrozado no te dediques al arte. Y para terminar esta terapia de desahogo termino igual que comencé:

NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ... ABRAKAQUETEFOLLEN.


P.D. Pido disculpas si he herido alguna sensibilidad lectoril ante semejante desbarrada. 

P.D. de la P.D. El "Click", el "Like" y el "Clip" Te los metes por la papelera de reciclaje.