domingo, 18 de abril de 2010

¡Pandemia! (o Conspiranoia 1.0... y vendrán más)


No voy a aburrir con la perdiz mareada de la Gripe A, o los negocios de las farmacéuticas. Ni de si el VIH fue creado en el laboratorio. A decir verdad me quiero centrar en la verdadera pandémia que nos asola.

Desde niño fui un curioso, pero curioso de los cansinos, no paraba hasta que encontraba una explicación a mi duda que calmara mi necesidad de saber (lo que ocurría rara vez). Eso me generaba una frustración infantil (que Super Nanny dice que los niños deben aprender a frustrarse) y la sensación de que esos adultos a los que le debía respeto porque sí (y yo creía que el respeto se ganaba) eran más ignorantes que un paramecio.

No se si por cansancio o intencionadamente, ya en mi más tierna infancia mis padres tomaron la decisión de responder a mis preguntas con algo que me marcaría hasta hoy: búscalo en los libros.

Y lo hice. El último inventario de la biblioteca de mi padres contaba con más de un millar de libros entre ellos desde la literatura clásica y el teatro con joyas tales como El Quijote o La Divina Comedia, La vida es Sueño (ríete tu de Matrix), Los Miserables, enciclopedias, ensayos, poesía... Mis padres sin saberlo me convirtieron en Triki el Monstruo de los Libros. A excepción de Los Asesinos de Elia Kazan y Casa de Muñecas de Ibsen (lo leería más tarde) a mis trece años había devorado toda la biblioteca de mis progenitores (Incluyendo la Biblia, si, hay que leer de todo).

Siempre fui un bicho raro, cuando mis compañeros de clase durante el verano leían Teo va al Circo, yo me zampaba toda la bibliografía de Julio Verne y de postre la de Agatha Christie. Actualmente, por el tiempo del que dispongo (que no es demasiado) me leo en torno a tres libros por semana, no suelo mezclar que se me sube demasiado, y pese a ello, me siento un completo ignorante.

Dijo aquel señor con barba, que debía saber mucho aquello de "Sólo se que no se nada". Yo no llego a tanto, saber algo si que sé: puedo andar y hablar al mismo tiempo y manejar máquinas simples (mando a distancia, ordenador, aceleradores de partículas... lo último es una coña pero me hacía gracia)

Pues con todo esto llegamos al tema que me trae hoy aquí: el conformismo borreguil de las masas mediopensantes. Su filosofía se reduce a "es verdad que lo vi en la tele" y punto. Esa pandémia de la que hablo no es otra que la Ignorancia. Es verdad que un tonto puede ser más feliz, pero que queréis que os diga, a mí eso me suena a conformismo. Hay tanta incongruencia en el mundo y la gente no se pregunta:

- Oye, ¿y esto a qué viene?

Se limitan a recibir la información ya filtrada, masticada, digerida y regurgitada y tan panchos.

- ¿Quién inventó la radio? -pregunté a lo que Morgan Freeman me respondió
- ¿Quieres que te diga el nombre del que aparece en los libros de historia o el nombre del que realmente inventó la radio?
-Ambos - dije en un gesto chulesco
-Los libros dicen que Marconi la inventó, sin embargo usó más de diecisiete patentes de Tesla y sus estudios sobre emisión de radiofrecuencia y en los sesenta un tribunal dictaminó por fin que Tesla había inventado un dispositivo de radio quince años antes que Marconi, aun así este sigue apareciendo como el legítimo inventor.

Tras esta conversación ficticia con Morgan queda claro que no es mejor quien lee, porque los libros están llenos de mentiras o para ser menos radicales diré que tiene incorrecciones. El verdadero conocimiento está en la inquietud del que lo busca, el que lee, contrasta, compara y no se limita a encontrar una respuesta sino a plantearse nuevas preguntas.

Probablemente llegaré al fin de mis días sin el sentimiento de haber resuelto todas mis dudas, pero sí con la convicción de que al menos rasqué un par de capas de la mierda que cubre a la Verdad.

No se si todo esto tiene algún sentido o es un simple desvarío de insomne, no se si lo que voy a escribir es mio o lo leí en alguna parte, incluso puede que lo haya visto en alguna película (me suena a consejo sabio de Yoda) pero creo que el verdadero conocimiento no está en hallar la respuesta, sino en plantear las preguntas correctas. sólo de esa manera puede que nos acerquemos un poco más a la Verdad.

Veritas vos Liberabit

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