Lo que
no forma parte de la lengua, no puede ser pensado. Un terrible principio que
expuso en 1948 George Orwell creando la Neolengua
para su distopía 1984. En la novela, Orwell, introducía conceptos
como la habitación 101, la policía del pensamiento o el
omnipresente Gran Hermano.
Mucha
gracia les tuvo que hacer este concepto a Patrick Scholtze, Bart Römer y
su hermano Paul Römer y John de Mol (creador de Endemol) una mañana de brainstorming.
-Hey, tengo una idea ¿Por qué no encerramos a seis
gilipuertas en una mansión durante un año, los grabamos las 24 horas del día y
el que aguante se lleva un millón de florines?
- Si, lo podemos llamar La
Jaula Dorada.
-Mnne, la idea está bien, pero el nombre…
-¡Ya lo tengo! ¡Lo llamaremos Gran Hermano! Puestos a coger
ideas…
-¡Hecho! – dijo John de Mol sin despeinarse, mientras
encendía un puro con un billete de 100 (esto último me lo he inventado pero me
hace gracia la imagen).
Y aquí comenzó la decadencia de la civilización moderna, un
cóctel entre la distopía orwelliana más terrorífica y el Soma televisivo con el que nos pretenden tener felices y distraidos, al más puro
estilo de Huxley.
Panem et circenses, que
decían los romanos. Y heme aquí que me topo con el mayor de los sinsentidos.
Foto extraida del Huffintong Post |
Esto es Madrid. No, no es por los recortes. Ni por el
acuerdo de expulsión de refugiados de la UE. Ni contra el aborto. Ni es el día
del Orgullo… Esto, damas y damos, es una concentración multitudinaria para
salvar a Carlos Lozano de la expulsión en Gran Hermano.
POCO
NOS PASA PARA LO GILIPOLLAS QUE SOMOS (también se dice Karma).
Toda macarra ella. |
Y mira
que ayer andaba contento después de ver el goloso trailer de Rogue One, con las
promesas de fiuuuu, piu piu y whooosh que tanto me gusta y con una Felicity
Jones un poco macarra.
Mi gran
amigo Javilost, tras ver el trailer me manda un Telegram de esos que él sabe
que me encantan: Las redes sociales se
llenan de críticas a Star Wars por hacer películas con protagonistas femeninas.
¿Pero
qué coño os pasa, gilipollas?
¿Es que acaso se nos va a caer el pene porque
veamos una película con una protagonista femenina?
Que yo de pequeño quería ser
Han Solo, Indiana Jones, Deckard… (Creo que quien quería ser era Harrison
Ford). Pero ahora disfruto viendo las películas en las que las mujeres ya no
son princesitas y nadie las tiene que rescatar. Mujeres con valor, de armas
tomar. Porque ese tipo de mujer es la que me gustaría tener a mi lado (y que,
afortunadamente tengo).
Cada
vez estoy más convencido de que esta puñetera sociedad es falocéntrica a más no
poder. Pues no, señores. Soy un hombre y me gustan las mujeres y estoy hasta
las narices de que en la ficción se plantee a la mujer como un mero accesorio
masculino, a juego con la pistola y el caballo y que necesita ser rescatada
continuamente.
Deben
acabarse las Bellas Durmientes o que venga Ripley para despertarlas a hostias de su
hipersueño.
No sé
qué terror atávico aún existe a unas tetas (con lo que me gustan). Probablemente, esos engendros que aun tienen
el Maleus Maleficorum instalado en el cerebelo, deben creer que
pueden sucumbir al pérfido influjo de un escote. O algo así es lo que tuvo que
pensar aquél profesor de la Universidad, cuando consideró que el escote de
María le distraía a él y a sus compañeros y la invitó a salir de clase. María
le dijo que eso era una actitud machista pero el docto profesor, ni corto ni
perezoso y haciendo alarde de su cultura y educación le argumentó que “si fuera machista te daría una hostia” ¡Y se queda tan fresco el cabrón!
A este
profesor, al que espero que la Universidad sancione por su actitud, le digo que
yo, como hombre heterosexual que soy, poseo eso que se llama “control de mis
funciones básicas” y, sinceramente hace falta algo más que un par de tetas para
que me distraiga de mi trabajo principal.
Que los
profesores (hombre) y alumnos (hombres) universitarios ya vayan a otras cosas
eso es de cada uno. Pero en mis tiempos, a la Universidad se iba a estudiar no
a mirar tetas.
Pero no
acabó ahí la cosa porque entre las tinieblas de los turgentes pechos, surge un héroe.
Un adalid que viene a salvarnos y a condenar a aquellas “locasdelcoño” que se
atreven a exhibir un escote: ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? Nooo, es
Suuupercárdenaaaaas”.
Este
señor, en su programa Levántate y Cárdenas pretende decir cómo deberían
vestirse las mujeres y que, hombre estuvo feo que el profesor dijese eso… Delante
de sus compañeros. Lo que tenía que hacer era habérselo dicho en privado.
Ole tus
santos cojones, niño. Yo me cojo mi nave y me voy al espacio a buscar a Ripley,
que escote tiene poco, pero a esa nadie le levanta la voz.